Redacción Escolar

Ayer mi papá me llevó al zoo.

Hacía mucho tiempo que mi papá no me llevaba a un sitio así; la última vez que salimos los tres: mamá papá y yo fue hace mucho tiempo, cuando papá aún trabajaba en el banco. Entonces me ayudaba a hacer los deberes y me traía bolis y papel y una calculadora que yo no sabía utilizar, pero él me dijo: no te preocupes que cuando seas mayor ya aprenderás. Después papá se quedó sin trabajo y desde entonces cada día se enfada más y más porque no encuentra donde poder trabajar y grita, y dice tacos, y a veces se va de casa y no regresa hasta el anochecer. Yo le pregunto a mamá ¿donde está papá? Y ella me responde que papá está buscando trabajo.

Cuando papá regresa a casa casi siempre se enfada mucho: no entiendo lo que habla y grita mucho, hasta se tambalea y todo; una vez se cayó al suelo y mi mamá fue a ayudarlo pero entonces papá le pego un tortazo y le dijo que no necesitaba ayuda de ella ni de nadie. Mamá esta triste. Cuando pasan estas cosas mi mamá me abraza mucho. Yo le pregunto por papá y ella me dice que papá está enfermo pero que pronto se pondrá bien. Mi papá no es malo porque, muchas veces después de enfadarse, se porta muy bien con nosotros. La tarde que mi mamá tuvo que ir al médico por el golpe en el ojo papá le trajo un enorme ramo de flores y nos fuimos a comer todos al MacDonals, fue un día estupendo. Papá y mamá fueron de la mano durante el paseo hasta el restaurante.

Lo que más me gustó del zoo fueron los hipopótamos, tenían una boca enorme y la abrían a nuestro paso para que les lanzáramos comida. Es muy divertido. Lo que menos me gustó fue los monos: al principio sí, porque estaban tranquilos y hacían tonterías, pero alguien les tiró cacahuetes y comenzaron a pelearse entre ellos por la comida y a chillar, a chillar mucho, era como la pelea de papá y mamá la noche anterior. Yo estaba en la cama y lo oí desde allí. Primero mamá dijo que tenían que hablar y papá respondió a gritos que él no tenía nada de qué hablar, después mamá le dijo que eso tenía que acabar y que no aguantaba más, que se iba. Después vinieron los ruidos, los golpes y los chillidos de mamá. Tenía miedo y me acurruqué, tapándome en la cama, después hubo un gran silencio. Me levanté y miré por el hueco de la escalera y vi como papá bajaba al sótano con mamá en brazos, ella iba como dormida. Volví a mi cama. Me despertó papá al día siguiente, traía para mí un gran vaso de Colacao y bollos de crema. Me dijo que los dos lo pasaríamos muy bien en el zoo y que después iríamos al cine y comeríamos una pizza. Le pregunté por mamá y me dijo que ella había tenido que marchar a casa de la abuela en el pueblo y que regresaría dentro de unos días, y que ahora lo íbamos a pasar muy bien los dos juntos.

Pero yo sé que mamá no se ha ido porque mamá duerme en algún lugar del sótano.

©Vicente Blasco