Historia de un intercambio

En julio de 2003 publiqué mi primer libro de relatos, relatos autobiográficos que transcurren en mi pueblo, Navarrés, su título era Algo que contar y en el vertí parte de mis recuerdos de infancia; su escritura fue todo un proceso terapéutico tras sufrir un infarto; intentaba recuperar la memoria de esas vivencias que fueron parte de mí infancia y del recuerdo de personas que formaron parte de mi biografía sentimental. En el mes de agosto fui al pueblo y le llevé un ejemplar del libro Joan, quien había oído hablar de él por medio de su tía Herminia. Nos vimos en la pequeña casa que vivía, cerca de la plaza: tuvimos una buena conversación y aprovechamos para intercambiamos el correo electrónico.


Al año siguiente, en 2004, el poeta, tras años de ausencia en el mundo musical, había editado un disco con un título bastante significativo, cuya ironía respondía a los años que había estado desaparecido como cantautor: Sólo bajé a comprar tabaco. Conocí la noticia por casualidad y le envié el siguiente mensaje:

  
Domingo 10:30 de la mañana. 11/11/2004 16:21


Salgo a buscar el periódico y dar una vuelta. Es como otro domingo cualquiera en los que ejecuto la misma confortable rutina: comprar la prensa, dar una vueltecita, tomar un poco el sol y regresar a casa para acabar estirado en el sofá leyendo. Camino absorto, ajeno por completo a la sorpresa que me sucederá en un instante y que hará del ese domingo un día de especial alegría por el reencuentro con un viejo amigo. Espero para cruzar la calle, mirando sin ver, a que el semáforo cambie de color de pronto un autobús se interpone y veo en su lateral un formidable rostro semiescondido tras unas manos apoyadas en una guitarra y una frase que me hace sonreír: "Solo bajé a comprar tabaco". Acabada de encontrarme contigo.

 ¡¡¡¡Enhorabuena por tu nuevo disco!!!!!


 Vicente Blasco


La respuesta de Joan, no se hizo esperar, días más tarde recibí su disco firmado:


En Julio de 2006 publiqué el libro Cosas de allá, en el que reunía una serie de relatos autobiográficos con otros de ficción. El título del libro lo “robé” de una hermosa canción que Joan dedicaba a los paisajes de su niñez en nuestro común pueblo de nacimiento.
En mi libro, una de las dedicatorias, estaba consignada a Joan, no solo para hacerme perdonar la “sustracción” del tema, sino por lo mucho que sus temas musicales me habían emocionado, acompañándome a lo largo de mi vida. La dedicatoria rezaba así:
“A Joan Bautista Humet que ha puesto música a la banda sonora de buena parte de mi vida. “

Y es que sus temas, la letra de sus canciones y su música, me arrastraba con sus emociones, me generaba sentimientos de nostalgia, de melancolía y me identificaba con sus historias: era como si alguien pudiera expresar en poemas lo que yo sentía.


Uno de los relatos autobiográfico del libro Cosas de allá, narraba un encuentro que tuve con Joan cuando yo tenía vente años. Joan, por entonces ya había sacado varios discos el último de cuales era Diálogos.


Seguí su carrera musical ya en Barcelona, a donde me trasladé a finales de 1977 para casarme, Mi esposa y yo fuimos a verle en varias de sus actuaciones, y yo compré cada uno de sus discos, porque cada uno de esos discos eran para mí un viaje emocional.


El día que murió Joan, fue domingo, el 30 de noviembre de 2008, alguien me llamó por teléfono móvil para comunicármelo. Yo estaba en ese momento en Toledo, a punto de entrar a la pequeña iglesia de Santo Tomé, donde se halla una obra universal de El Greco, “El entierro del Conde Orgaz”. La noticia me impresionó mucho.  Al ver el cuadro, asocié, de modo subconsciente, la muerte de Joan con la imagen del cuadro que vi tras la noticia. Me imaginé al conde Orgaz con el rostro de Joan, rodeado de familia y amigos, en la zona baja del cuadro que representa lo terrenal. Pero su mensaje, sus canciones, perdurarían, trascendiendo a esa otra zona superior del cuadro que representa la memoria, el recuerdo, lo divino, la gloria, lo que Joan nos había dejado.